La lectoescritura como proceso de aprendizaje
global, con significado, motivador y dentro del ambiente sociocultural del niño
y la niña

La palabra lectoescritura es la unión de dos términos que
constituyen dos procesos íntimamente relacionados: la lectura y la escritura.
Nos estamos refiriendo a dos actividades complejas cuyo aprendizaje resulta
fundamental, ya que constituyen herramientas fundamentales para continuar
aprendiendo. Constituyen además la llave necesaria que nos permite entrar en el
saber organizado que se constituye en elemento fundamental de una cultura.
Ambos procesos, la lectura y la escritura, nos facultan
para construir significados y así engrandecer nuestro conocimiento sobre el
mundo del que formamos parte. La lectoescritura no se puede desligar del entorno
sociocultural ya que tienen una clara naturaleza social y de interacción con el
mundo que nos rodea. Es por tanto fundamental el tratamiento global de la
lectoescritura en términos educativos para llegar a su pleno significado y
funcionalidad.
Es necesario no perder de vista que el logro y el dominio
de la lectoescritura lleva a establecer nuevas vías de comunicación entre los
niños y las niñas y el mundo social y cultural que les envuelve. En el dominio
de la lectoescritura resulta fundamental que los ambientes sean generosos en
estímulos significativos, pues son los que propiciaran que el proceso de
aprendizaje sea más efectivo.
La lectoescritura tiene como base el lenguaje hablado y
del mismo modo que un niño y una niña aprenden a hablar al encontrarse en una
ambiente en el que existe la comunicación hablada, para el aprendizaje de la
lectura y de la escritura, los niños y las niñas deben de encontrarse en un
ambiente en el que se propicie y genere actividades de lectura y de escritura.
De estas ideas se deriva que resulta fundamental propiciar y favorecer la
comunicación oral de los niños y niñas por parte de sus mayores, progenitores y
docentes, para desarrollar el lenguaje hablado, y que para conseguir el mismo
efecto en el dominio de la lectoescritura, resultará importante motivarlos e
involucrarlos desde edades tempranas en ambos procesos.
La lectoescritura no puede desligarse del mundo que los
niños y niñas empiezan a conocer. Desde la educación infantil es fundamental
situar y guiar a los niños y a las niñas en el mejor camino que les lleve al
posterior dominio de la lectoescritura. La lectura y la escritura deben ser
herramientas aprendidas desde la globalidad, con significado, que parta de sus
ideas y conocimientos previos del mundo que les rodea. Además deberán ser
introducidas como algo motivante y conectado con los intereses del niño y de la
niña. Pongamos algún ejemplo que nos lleve a entender la necesidad de
globalidad, de significado y de motivación en el proceso de aprendizaje. En la
escuela infantil, mostrarles a los niños la escritura de su propio nombre y el
de sus compañeros será seguramente un inicio exitoso para el domino de la
lectoescritura, pues cumple con las condiciones de motivación, globalidad y
significado que los niños necesitan en su proceso de aprendizaje. La escritura
tampoco podrá desligarse del mundo que el niño conoce y necesitará también de la
globalidad, del significado y del interés para el niño. Al mismo tiempo,
el desarrollo de la motricidad fina y de la coordinación visomotora mediante
actividades atractivas, como el trabajo mediante plastilina, el picado o la
utilización del pincel y la pintura para la creación de las propias obras del
niño, movido por su imaginación y creatividad, serán también inicios exitosos en
el dominio de la compleja actividad motora de la escritura.
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